SnapChat. Evan Spiegel, un multimillonario antes de los 30…
El fundador de SnapChat, es otro de los grandes magnates, y es que cada ciertos años aparece uno nuevo de Silicon Valley, el cual sobresale entre toda la manda y se las apaña para hacer lo que todo emprendedor solo puede soñar. Mark Zuckerberg tenía tan solo 20 años cuando creó Facebook en en la residencia de estudiantes de su universidad, mientras que Mike Krieger y Kevin Systrom apenas llegaban a los 30 cuando vendieron Instagram a Facebook por unos mil millones de dólares y Evan Spiegel, de 27 años y fundador de Snapchat.
Nacido en Los Ángeles, California, en 1990, Evan ha llevado el fenómeno de chatear online y en móvil a un nivel completamente nuevo. Al igual que muchas otras nuevas empresas tecnológicas, Snapchat también comenzó en un dormitorio de la Universidad de Stanford. Evan, de apenas 20 años en esos momentos, comenzó a trabajar en Snapchat cuando todavía era un estudiante de diseño de producto en la universidad. Más tarde dejó la universidad para perseguir su sueño junto con sus compañeros Bobby Muphy y Reggie Brown. Como cualquier otra batalla por el éxito, durante el proceso de formar la compañía Spiegel y Murphy denunciaron a Reggie Brown por una nueva asignación de las acciones de la compañía afirmando que él no contribuyó a nada con la compañía.
Snapchat, liderado por Spiegel, se hizo muy popular muy rápidamente. En su breve existencia, el innovador sistema de Snapchat de vídeos que desaparecían y la tecnología de selfies ha atraído a las masas y ha crecido hasta ser una de las plataformas móviles más populares del mundo. Sus cifras más recientes de 2016 muestran que la compañía ha superado los 10.000 millones de vídeos al día con más de 150 millones de usuarios en todo el mundo.
Estadísticas y salida inicial a Bolsa…
Con estas grandes estadísticas, era cuestión de tiempo que hubiera una oferta pública inicial (IPO) y ciertamente, Snapchat (bajo su nuevo nombre de Snap Inc.) salió a cotización pública el mes pasado y ahora cotiza en el New York Stock Exchange. La IPO (Oferta Pública Inicial – Initial Public Offering) atrajo la atención de todos los rincones del mundo de la inversión y hubo muchas opiniones encontradas y especulaciones en cuanto al control de la compañía, su valor y las expectativas de crecimiento. Un buen ejemplo del asunto del control que temían los inversores es los derechos de voto sin precedentes que se dieron a los accionistas. Snap inició un sistema de tres clases de acciones que dio a los fundadores, Spiegel y Murphy, 10 derechos de voto por cada acción. Las acciones propiedad de inversores ya existentes en el momento de la IPO valían un derecho de voto y los nuevos accionistas no tenían derecho de voto. Esto provocó mucho antagonismo en el momento de su lanzamiento, ya que se encontró con una respuesta fría por parte de los agentes de la compañía.
La asignación de los derechos de voto dice mucho en cuanto a la cultura empresarial de Snapchat. Spiegel y Murphy son conocidos por ser gerentes muy controladores a los que les gusta dirigir las cosas muy de cerca. Los empleados anteriores describen el ambiente en las oficinas de Snap como muy secreto y departamentalizado, compartiendo muy poco entre los diferentes departamentos.
El hombre que dijo no a Facebook…
Quizás el momento favorito de los medios al hablar de Spiegel se remonta a varios años atrás. Fue a finales de 2012. Snapchat todavía no había obtenido la masa de usuarios de la que disfruta hoy y el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, contactó a Spiegel para un encuentro. «Ven a Menlo Park y conozcámonos», le dijo. «Me encantaría conocerte… si vienes a verme», respondió Spiegel.
Zuckerberg no tuvo problema en organizar un encuentro secreto en Los Ángeles en el que les presentó una idea, Poke, que era una copia descarada de Snapchat. Aquella aplicación fracasó tras un efímero paso por lo alto de las listas de descargas y su testigo lo recogió Snapchat. Aquel movimiento no sentó demasiado bien en Facebook, que aplicó la máxima de unirse al enemigo si no puedes con él. En este caso, en lugar de unirse, decidió comprarlo por una suma nada desdeñable: 3.000 millones de dólares, que ofrecieron unos meses después. ¿La respuesta de Spiegel? «No».
Stanford fue el club de los jóvenes millonarios…
Spiegel es uno de esos cerebros que no han necesitado licenciarse para levantar un imperio. En Stanford estudió diseño pero lo más importante es que conoció a dos personas en la hermandad Kappa Sigma que cambiarían su vida: Bobby Murphy y Reggie Brown. Los tres fueron los responsables de poner en marcha Snapchat bajo un lema que Murphy reveló en su día a ‘Forbes‘: «No éramos gente guay, así que decidimos hacer algo que molara».
Así fue como nació Pikaboo, una red social de mensajes que se autodestruían en 10 segundos y que fracasó estrepitósamente. Pero el trío decidió trabajar sobre la idea, pulirla y cambiarle el nombre, fue entonces cuando nació Snapchat. Los años universitarios de Spiegel le pasaron factura ‘a posteriori’. Antes de convertirse en una figura escrutada con lupa, el CEO de la compañía escribió unos correos electrónicos ofensivos que salieron a la luz años más tarde.