El control de la electricidad es algo que actualmente está de moda, especialmente tras las subidas que se han efectuado y la crisis por la que está pasando nuestro país hacen sumamente importante que tomemos medidas en el asunto para ahorrar lo máximo posible. Y no es para menos, porque como dato curioso, y después de las progresivas subidas, España, según Eurostat, figura como el tercer país europeo con la electricidad doméstica más cara, situándonos por detrás de Chipre y Malta.
No es cuestiónde entrar en polémicas y valorar los motivos que han llevado a esta situación pero es digno de mención que la tendencia de estos últimos años, a nivel europeo, es que el precio de la electricidad disminuya: Suecia -20,37%, Dinamarca -15,57% o Italia -12,05%. Por el contrario, la tarifa eléctrica española no ha variado a la baja sino que desde 2008 se ha incrementado en más del 50%.
Ante este escenario los consumidores ven con resignación cómo su factura de la luz se vuelve cada vez más relevante dentro de la economía familiar y muchos se preguntan qué pueden hacer para pagar menos. Es entonces cuando el ciudadano de a pie coge su factura eléctrica y ve: pago por potencia, impuesto sobre la electricidad, alquiler de contador, pago por consumo, IVA o IGIC (aplicado al global, incluyendo el impuesto sobre electricidad!)… y ve, otra vez resignado, que lo poco que entiende es el número del final, recuadrado, que es lo que toca pagar. La duda, sin embargo, sigue ahí: ¿En qué me he gastado yo realmente el dinero? ¿Qué hago para no tener otra sorpresa el mes que viene? ¿Qué puedo hacer para reducir mi factura de la luz?
Comparemos la factura eléctrica con la factura de teléfono. En el caso del teléfono vemos de forma detallada todas las llamadas realizadas a lo largo del mes, destino, hora, duración, euros, etc. De esta forma, además de tener el control de “por dónde se nos va el dinero”, el usuario tiene información suficiente para elegir otra tarifa (mañana, tarde, fin de semana), descubrir llamadas “anormales” o, simplemente, ser más consciente sobre el uso del teléfono y moderarse durante el siguiente mes.
Sin embargo, en el caso de la factura eléctrica no tenemos ni tan siquiera la más mínima idea de cuánto gastamos ni en qué lo gastamos. Por decirlo de alguna forma, no sabemos a ciencia cierta, si en un mes hemos gastado más, porque el culpable ha sido un aparato estropeado, o porque nos hemos dejado en modo «stand-by», algunos electrodomésticos. Con ello, lo que pretendemos hacer saber, es que vamos completamente ciegos a la hora de conocer con exactitud la electricidad que consumimos y qué aparatos son los que la están consumiendo.
Si conociéramos la proporción día/noche de nuestro consumo eléctrico sabríamos si nos vale la pena o no cambiar a una tarifa con discriminación horaria (a partir de un 30% de consumo en horario “nocturno” de 22h a 12h ya merece la pena esta tarifa!). Y sí, sí existe esta tarifa y se puede contratar (¡mucha gente ni la conoce!). Si conociéramos el consumo máximo (pico) de los últimos meses sabríamos si podemos reducir nuestra potencia contratada. Si conociéramos cuánto gastamos en alumbrado o en stand-by, sabríamos si nos compensa o no, sustituir las bombillas o poner un “stand-by killer”. Si pudiéramos detectar anomalías de consumo sabríamos que toca limpiar los filtros del aire acondicionado, en caso de que lo tuviéramos porque si al aire le cuesta pasar el ventilador consume mayor electricidad, que la nevera cierra mal, que el termo eléctrico pierde calor, etc.
Entonces, ¿qué acciones son más convenientes? ¿cuánto podría ahorrar cada mes gracias a ello? Todas estas preguntas podrían contestarse simplemente conociendo de forma detallada cómo es nuestro consumo eléctrico.
Actualmente existen soluciones comerciales domésticas que dan la información de la curva de consumo total del hogar, igual que la factura pero por horas. En algún caso, además, se puede conocer el consumo particular de un electrodoméstico interponiendo un aparato medidor, tipo enchufe, entre la toma de pared y el elemento consumidor. Sin embargo, dichas soluciones son, o bien incompletas o bien demasiado caras y engorrosas ya que requieren la instalación de un dispositivo medidor en todos los enchufes que queremos conocer en detalle. Esto plantea tres inconvenientes principales: el primero, la incomodidad de la instalación (retirar la nevera, el lavavajillas, etc). El segundo, el encarecimiento de la instalación de forma proporcional al número de enchufes que queremos monitorizar; y el tercero, resulta imposible monitorizar el consumo de los elementos que no van conectados a un enchufe: iluminación, aire acondicionado, algunas vitrocerámicas y hornos, etc.
La tecnología que está desarrollando Mirubee supera los problemas que se han mencionado anteriormente. La propuesta consiste en desagregar los distintos consumos del hogar a partir de una única lectura general, instalando sólo un dispositivo en el cuadro eléctrico de la vivienda. Mediante un muestreo a alta frecuencia, y aplicando análisis de señal y algoritmos de inteligencia artificial, es posible descifrar la “huella digital de consumo” de cada aparato y clasificarlo. Así pues, con un sólo medidor (más económico) y un software potente se consigue una radiografía energética completa del hogar, aparato por aparato.
Toda esta información se procesa y se presenta de forma amena y entendible, a través de la plataforma web de Mirubee en la que, además de los datos medidos, se ofrecen consejos personalizados sobre qué acciones resultarían más eficientes para ahorrar en función de los datos individuales de cada usuario. Todo ello se hace de forma social para abrir la mirada más allá de la vivienda propia y entender cuál es el consumo “normal” comparado con los demás (entre perfiles equivalentes), ver quién ha conseguido consumir menos o ver quién tiene las mejores ideas de ahorro.
En definitiva, en Mirubee los usuarios estarán bien informados para que tomen el control energético de su casa, que lo hagan de forma social y divertida, y facilitar que cada uno ponga su granito de arena por un mundo un poco mejor.