El ser humano miente y lo hace con frecuencia, aunque a veces no lo hace por maldad y en la mayoría de las ocasiones son pequeñas las mentiras, aunque en un principio no parece o no debería ser un problema para nadie, a lo largo del tiempo pueden convertirse en un verdadero problema.
En la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (Estados Unidos) llevaron a cabo un sencillo ejercicio en el cual expusieron a 40.000 personas, 20 problemas matemáticos para que los resolvieran en un tiempo escaso. Les advirtieron que por cada pregunta acertada les darían 1$ (un dollar) y además los exámenes se destruirían sin comprobar si decían o no la verdad. Evidentemente, no destruyeron los exámenes sino que comprobaron hasta qué punto esta serie de personas habían dicho o no la verdad. Tan sólo veite personas de esas cuarenta mil dijeron una gran mentira, lo que supuso un gasto a la Universidad de unos cuatrocientos dólares. Sin embargo, más del 70% de los encuestados dijeron pequeñas mentiras. ¿El resultado? Un gasto extra de cincuenta mil dólares para la Universidad. Con este sencillo ejercicio llegaron a una conclusión muy clara, la mayoría de las personas decimos, a lo largo de nuestra vida, pequeñas mentiras que aunque parezca que no tiene ninguna consecuencia, sí las tienen. Ya sea en el trabajo, en la vida familiar o incluso en investigaciones científicas. Entonces, si a la larga no es beneficioso para nosotros ¿por qué el ser humano tiende a decir mentiras?
Las mentiras en la Historia…
El ser humano miente desde el inicio de los tiempos, pero te sorprendería saber que incluso los animales mienten. Tal es así, que un animal, cuanto más inteligente es, más miente. Por ende, necesitamos ofrecer al mundo una imagen diferente a la que realmente tenemos y para ello empleamos las argucias, engaños o las mentiras. El ser humano miente porque sabe hacerlo y porque le otorga beneficios.
¿Otorga realmente beneficios el mentir?…
Desde muy pequeños aprendemos a mentir y lo hacemos a través de la observación, es decir, viendo mentir a los adultos (los padres), y mienten para emularlos. Los niños se mienten entre ellos en el patio del colegio y normalmente lo hacen para proteger a sus amigos ante adultos, pero… ¿por qué de adultos seguimos mintiendo?. Sinceramente lo hacemos porque puede ser bueno mientras no se nos vayan de las manos, mentimos para conservar nuestros trabajos, nuestras relaciones de pareja, amistades, etc. También mentimos para no ser demasiado honestos porque aquellos que no lo son tienden a aprovecharse de los que sí lo son. ¿Te imaginas un mundo en el que todo el mundo dijera lo que realmente opina. El engaño sirve para poder seguir viviendo en sociedad pero se convierte en un tremendo problema cuando decimos una gran mentira o muchas y lo que es peor cuando nos creemos nuestras propias mentiras (mentiras compulsivas). Aunque, en ocasiones, el autoengaño, a pesar de que nos estamos mintiendo a nosotors mismos, lo seguimos haciendo porque nos permite obtener fuerzas para continuar.