Mujeres, hombres y las mentiras…
¿Quién miente más, la mujer o el hombre?… Desde mi punto de vista he considerado que el hombre miente más que la mujer, sin embargo, la mujer cuando miente lo hace mejor. Según algunos estudios, los hombres mienten para deshacerse de problemas y sacar ventaja respecto a los demás, mientras que las mujeres lo hacen para evitar un posible sufrimiento, ya sea a ellas mismas o a terceros, es decir, que en el caso de las mujeres aparece el sentimiento de por medio.
¿Existen causas para mentir?….
Sí y muchas, pues los seres humanos mienten principalmente por miedo, un miedo que conlleve por ejemplo a un castigo, un miedo al qué dirán. Aunque hay muchas más causas el problema que conlleva decir mentiras es cuando aquellas se convierten en patológicas, es entonces cuando aparece el TPA (Trastorno de Personalidad Antisocial), es decir, cuando una persona padece ese transtorno, la causa de las mentrias son otras, como por ejemplo para conseguir lo que desea: poder, dinero, sexo, etc…
Pero las mentiras también están en nuestro código genético, algo que seguramente muchos aprovecharemos para decir mentiras a diestro y siniestro culpando al origen de las especies. Pero no es así, las causas socioculturales también nos afectan. En definitiva y a modo de resumen, mentimos porque queremos, porque sabemos hacerlo y porque, en algún modo, nos beneficia.
Como anécdota me consta que la «mentira piadosa» es de todas las mentiras, la que más agrada porque se trata de una afirmación falsa proferida con una intención benevolente. Mentimos piadosamente cuando le decimos a nuestros hijos que Papa Noel (Santa Claus) comete acciones sobrenaturales para dejar sus regalos junto al árbol de Navidad, y lo hacemos porque en ellos queremos ver las caras de asombro, deseo y felicidad de los mismos.
Entonces, ¿Por qué mentimos?…
Porque funciona, es así de sencillo. Los Homo sapiens que fueron mejores para mentir obtuvieron ventaja sobre otros en la implacable lucha para el éxito reproductivo. Como humanos, debemos acoplarnos a un sistema social determinado para alcanzar el éxito, y nuestra mejor arma es destacar, diferenciarnos; mentir ayuda en esa tarea. Y mentirnos a nosotros mismos –un talento construido por nuestra mente– nos ayuda a aceptar ese comportamiento fraudulento; pero si esta verdad le incomoda, querido lector, quizá esté más tranquilo al saber que no es la única especie que miente.