«Raltegravir», que así se llama, es el primer producto de una nueva familia de antirretrovirales y fue aprobado en España en el mes de febrero. Su principal virtud es que reduce la carga viral a niveles indetectables y eleva el nivel de los leucocitos en enfermos para los que no había tratamiento.
Los médicos del Clínico de Barcelona y del Hospital Germans Trías i Pujol de Badalona ha aseguro que si el fármaco de toma con regularidad en 6 o 7 años el paciente puede considerarse curado, ya que se logra eliminar por completo el virus.
Ha demostrado eficacia tras 48 semanas de tratamiento frente a terapia optimizada en los pacientes de los ensayos BENCHMRK. A pesar de que la indicación de la EMEA no restringe el tipo de paciente, los incluidos en el ensayo tenían resistencias a, al menos, un fármaco de cada una de las familias existentes. Incluso un 30% de los pacientes no tenía ya ningún fármaco activo. Se debería utilizar, por tanto, en este tipo de pacientes, con pocas opciones terapéuticas.
Un editorial de Diana Havlir, de la Universidad de California, en San Francisco, que acompaña a los estudios del New England destaca el hecho de que «raltegravir es un arma poderosa para que los pacientes combatan la resistencia farmacológica del VIH.
La baja barrera genética a la resistencia farmacológica contra raltegravir es un punto vulnerable. Prestando especial atención a la adherencia y usando agentes ARV activos junto a raltegravir, el riesgo se puede minimizar. No obstante, aunque los regímenes son suficientemente potentes para tratar la resistencia farmacológica del VIH, requerirán una sustancial carga de pastillas y el uso de enfuvirtida inyectada, y estos regímenes pueden ser insoportables incluso para el paciente más motivado. El hecho de que los inhibidores de la integrasa ya no sean una quimera y en la clínica muestren que la persistencia y la inversión en nuevos agentes arroja luz en la ciencia básica, abre otra vía para la investigación y para transformar el abordaje del tratamiento contra el VIH.