Gracias a un post en en Facebook pude recordar aquellos tiempos en los que cuando uno se caía al suelo y sufría de rozaduras (hablando en canario: cuando te raspabas todo) pues ibas a casa y mami te limpiaba la herida y te ponía Mercromina. Hoy día la Mercromina ha desaparecido y en su lugar tenemos Betadine. ¡Veamos algunos datos curiosos!
Mercromina…
Según Wikipedia: Mercromina es un tradicional antiséptico dermatológico empleado en España desde 1935 para la desinfección de heridas superficiales, quemaduras y rozaduras y muy popular por su característico color rojo. Su principio activo es la merbromina. Se adquiere sin receta médica y se aplica en forma de gotas directamente sobre la piel. Ha sido ampliamente utilizado tanto en pequeñas heridas como en heridas quirúrgicas y está demostrada su seguridad de uso. Aplicada sobre heridas, la merbromina se fija principalmente sobre las células dañadas y superficies epiteliales, penetrando escasamente en los tejidos vivos.
La Mercromina fue introducida en España a mediados de los años 30 por el químico José Antonio Serrallach Julià, que conoció las bondades de la merbromina durante su estancia en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (EEUU). Se fabricó y distribuyó como marca comercial a través de la compañía farmacéutica Lainco, con sede en Rubí (Barcelona).
La mayor popularidad del producto tuvo lugar entre 1950 y 1980, época en la que adquirió una posición dominante en el mercado y llegó a convertirse en un elemento indispensable en el botiquín de cualquier hogar español. Los niños y niñas del país, que entonces jugaban en las calles, lucían Mercromina orgullosos sobre las heridas de sus rodillas y codos.
Con la introducción de nuevos antisépticos en los hospitales, como la povidona yodada o la clorhexidina, la gente comenzó a apostar por ellos, debido a que justamente les habían sido aplicados en el hospital, como signo de prestigio.
La Mercromina deja de ser empleada…
Como la mayoría de las cosas que son sustituidas por otras mejores, la Mercromina cuyo compenente principal es la «merbromina», fue sustituida por lodopovidona (Povidona Yodada) cuyos nombres comerciales son: Topionic®, Isodine®7 y Betadine®
La introducción de la povidona yodada en los hospitales del país marcó el inicio del ocaso. «Hasta entonces los centros utilizaban sus propios preparados como antisépticos, pero con la llegada de este producto dejaron de hacerlo y pasaron a comprarlo directamente. La gente siempre pregunta cómo continuar con las curas en casa y empezaron a apostar por el mismo fármaco que habían visto en el hospital«, señala.
Para Francisco Zaragozá, catedrático de Farmacología de la Universidad de Alcalá de Henares, «las estrategias comerciales y la disponibilidad de muchas formas de presentación de los productos yodados» sin duda contribuyeron a la expansión de estos antisépticos. Pero también ayudaron al cambio las propiedades de los nuevos fármacos.
«El espectro antibacteriano de la povidona yodada es mucho mayor», coincide Miguel Ángel Hernández, al frente del Grupo de Fármacos de la Sociedad Española de Familia y Comunitaria (SemFYC). «En general,combaten un mayor número de gérmenes, su acción es más prolongada y provocan menos reacciones en la piel, por lo que han ganado terreno», añade.
En el reinado de los nuevos antisépticos, apunta Pilar Gómez Pizarroso, enfermera del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, también la clorhexidina se ha ganado un importante hueco. «Además de ser más potentes, este producto y los derivados del yodo no enmascaran el color de los tejidos, por lo que se puede ver mejor su evolución», indica.
Tanto esta especialista como el doctor Hernández coinciden en señalar que el hecho de que mercromina contenga cierta cantidad de mercurio en su formulación también ha contribuido a su olvido. «El mercurio se ha ido retirando progresivamente de nuestras vidas. La mercromina es segura, no hay problema en usarla como antiséptico, pero eso ha ayudado a su sustitución», señala.
Prohibición de Iodopovidona (Topionic, Isodine y Betadine)…
El uso tópico de la povidona yodada (Betadine, Topionic, Isodine) provoca una sobrecarga incontrolada de yodo que puede provocar un bloqueo transitorio de la tiroides en los bebés.
La tiroides necesita yodo para sintetizar hormonas, pero si hay un exceso de yodo en edades tan tempranas, la tiroides inhibe la captación del yodo y deja de funcionar como debiera provocando hipotiroidismo.
La concentración de yodo en la sal yodada es de 60 microgramos por gramo de sal. En la povidona yodada es de 10.000 microgramos/ml. El peligro no es sólo la altísima concentración de yodo, sino que además se absorbe mucho y muy rápido.
Para hacernos una idea de la magnitud de la absorción se ha observado que la yodemia (yodo en sangre) del cordón umbilical aumenta hasta en un 50% en aquellas madres en las que se ha aplicado yodo momentos antes del expulsivo.
Esta sobrecarga de yodo en la madre hace que haya un aumento de yodo en la leche materna hasta 10 veces superior, en los días posteriores al parto, que aquellas madres a las que no se les aplica este antiséptico.
Todo ello hace que el bebé reciba mucho más yodo del que precisa y que su tiroides se bloquee provocando un hipotiroidismo transitorio que puede afectar al desarrollo cerebral del bebé, que provoca falsos positivos en la prueba del talón y que hace por lo tanto que se diagnostiquen y mediquen estas alteraciones que bien podrían haberse evitado.