En Japón surgió el problema de como unir mediante una autopista de alta capacidad las ciudades de Kisarazu con Kawasaki. Estas ciudades se encuentran a una distancia de 15km, pero alguien coloco en medio la Bahía de Tokio, así que para ir de una a otra ciudad había que recorrer unos 100km de carretera costera o coger un Ferry que tardaba una hora en llegar.
Tras 30 años de estudios y en 1977, finalizaron el puente de de 4,4km que lleva desde Kisarazu a un área de descanso en la isla artificial llamada Umi Hotaru. Ahí la autopista se hunde en el mar en un túnel marino, el mayor del mundo con una distancia de 9,5km y que va a unos 60m bajo el mar. La obra costó 12.000 millones de euros. Ahora los japoneses pueden disfrutar de 15 minutos de viaje para ir de una ciudad a otra. Las tres imágenes siguientes forman parte del túnel, de izquierda a derecha: torre de ventiladores, entrada del tunel al mar y por último boceto visto desde dentro del mar.