¿Por Qué No Subir Imágenes De Nuestros Hijos A Facebook?

¿Por qué no subir imágenes de nuestros hijos a Facebook?

VeraSoul Seguridad
10 Min.
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¿Por qué no subir imágenes de nuestros hijos a Facebook?

El ser humano se siente orgulloso cuando ve nacer o crecer a sus hijos, tan orgullosos que se siente cegado, se les pone los pelos de punta y la piel de gallina de la emoción que recorre cada una sus neuronas. ¡Y eso lo hace pecar en las redes sociales!

Estoy cansado de ver en Facebook (y no solo en Facebook sino en cuaquier otra red social) cómo los padres suben fotos de sus hijos, tan alegres, pero de forma inconsciente no saben que la seguridad de sus hijos peligra a medida que van creciendo.

Desde esa ecografía del tercer o cuarto trimestre, hasta cuando se lo llevan a la playa o al campo. ¡No dudan en colgar fotos de la vida diaria de sus hijos! Pero… ¿saben dónde está la línea roja a la hora de compartir el álbum familiar? Creo que no lo saben.

Subir imágenes de menores a las redes sociales no es ilegal, siempre y cuando no se dañe la intimidad, la dignidad y el honor del menor, es decir, en un principio no debería tener consecuencias negativas. Si en algún momento ves alguna imagen en Facebook que pueda ser denunciada, deberías tener en cuenta el siguiente artículo: Denunciar imágenes o páginas en Facebook.

Si te paras a pensar un poco, te podrás dar cuenta de cómo la sociedad ha ido convirtiendo al ser humano del siglo XXI, en un ser con una necesidad de hambre tecnológica, una necesidad de incluir en las redes sociales todo aquello que hace en el día a día (podemos citar Instagram, Twitter, Google+, etc…), ya sea en texto o imágenes, y de éste modo estamos dando a conocer datos a terceros que podrían perjudicarnos en un futuro, tanto a nosotros como a nuestros hijos a medida que van creciendo. ¡Recuerda! Facebook es GRATIS por algo.

La autora Nora Rodríguez, en su libro «Educar niños y adolescentes en la era digit@l» (Paidós), llama «narcisismo autista» a esa ansiedad de subir imágenes de tus retoños y esperar a que los demás, de forma inmediata respondan con algún comentario. Y… ¿cómo te sientes cuando no te escriben o te dejan comentarios negativos? En este sentido, Ramón Arno, de La Familia Digital , apela a la responsabilidad de los progenitores como titulares de la patria potestad de los niños. «Hay quien dice que el primer riesgo de los hijos en la red somos los propios padres. Es nuestra responsabilidad entrenarles e intentar que entiendan los riesgos de internet — como es el ciberacoso, etc.— a los que se pueden enfrentar cuando crezcan. ¿Cómo? ¡Predicando con el ejemplo!». «Partiendo de la base de que los padres son los responsables de la buena utilización de los datos personales de sus hijos, deben imponerles límites, pero también enseñarles a que ellos mismos sean capaces de limitar la difusión de su información personal», indica Ofelia Tejerina, abogada de la Asociación de Internautas y especializada en el tema del Derecho al Olvido (Éste derecho es un derecho que todo ser humano tiene en el mundo digital).

Para Tejerina, lo que ocurre en los hogares españoles cuando los padres comparten fotos de sus hijos en Internet es que «normalizan» esta conducta, que los niños interiorizan sin más. «Después no podemos pedirles a ellos que no envíen fotos por whatsapp a los 14 años, cuando ya son los responsables de sus datos, si eso es lo que han visto hacer en casa con toda naturalidad desde que eran pequeños». Para esto es necesario, afirma Juanma Romero, fundador de Adicciones Digitales, luchar contra el gran desconocimiento de los padres. Él mismo se lleva las manos a la cabeza cuando acude a impartir charlas en colegios donde habla de los peligros y consecuencias de la transmisión de las fotografías de niños. «Los padres tienen que ser muy prudentes. Deben utilizar el sentido común y ponerse en el lugar de un depredador sexual», advierte.

El número «Dunbar»…

La mayor parte de los padres desconocen una práctica denominada «morphing». Se trata de individuos que copian una fotografía normal en Internet, y mediante un programa de tratamiento de imágenes realizan un montaje con otra fotografía pornográfica. De esta práctica resulta una nueva fotografía en la que aparece un adulto o un niño protagonizando una imagen de alto contenido sexual. «¿Se imaginan las consecuencias que tendría que un compañero de clase descubriera esas fotos y las diera a conocer en el colegio?», cuestiona Romero. Para evitarlo, recomienda a los padres que, en el caso de enviar fotografías, nunca lo hagan con planos cortos, «más fáciles de manipular e identificar».

Pero, sin llegar a ser tan alarmistas, hay niños a los que simplemente no les gusta que otras personas les vean en un vídeo mientras hacían un divertido baile a sus padres en la intimidad del salón de su casa. «Hay que ponerse en el lugar del hijo y respetar que a ellos les puede producir vergüenza», añade el fundador de Adicciones Digitales.

Si finalmente alguien decide compartir las fotos de sus propios hijos, debe saber que es mejor que lo haga mediante el envío de un correo electrónico o utilizando un sistema similar, aconseja Guillermo Cánovas, presidente de Centro de Seguridad en Internet Protégeles y autor del blog niñosyadolescenteseninternet.com. «Si las publica, aunque sea en un perfil privado de su red social, las está compartiendo con compañeros del trabajo, ex-compañeros del colegio u otras personas a las que tenga agregadas. Si además dispone de una red social amplia en Internet, y tiene agregados a cien, doscientos o más individuos, debe tratar la información que vuelque como si fuera a hacerse pública en cualquier momento. Estudios desarrollados en la Universidad de Oxford por el antropólogo Robin Dunbar y su equipo ponen de manifiesto que muy difícilmente podemos manejar grupos de 150 individuos y prever cómo actuará cada una de esas personas ante la información y/o imágenes que volquemos», apunta.

Indexadas en Google…

Además, en función de la red social que utilice, es posible que esté compartiendo con esta plataforma la propiedad de las fotografías que comparte, o esté autorizando a que sean utilizadas sin su conocimiento. «¿O acaso alguien lee las condiciones de uso de la red social a la que sube sus fotografías?», cuestiona Cánovas. Este experto también advierte que muchas redes sociales indexan sus contenidos en los grandes buscadores como Google. «Esto permite que cualquier persona, tecleando su nombre y apellidos en el buscador, pueda llegar hasta fotografías que el usuario volcó en la red social, pero no fuera de ella. Compartir imágenes no siempre es una buena idea», concluye el presidente de Protégeles.

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