A través de la actividad cerebral del jugador, se controla la trayectoria de una pelota. El objetivo de este juego consiste en llevar la pelota al lado del rival. Mediante dos pantallas podemos ver la actividad cerebral en tiempo real, apreciando como la pelota avanza en el momento de concentración total, o como se pierde terreno a causa de un despiste.
Gana el jugador que se encuentre más calmado y relajado, las ondas cerebrales son detectadas por sensores que se conectan a un sistema biosensor, el cual registra la actividad eléctrica y el jugador más relajado puede rodar la bola hacia su oponente con sus ondas cerebrales.
Fue inventado por el Instituto Interactivo de Suecia.